El caso de Asunta es tan impactante, macabro y aterrador, que nos ha hecho a muchos preguntarnos, ¿qué haría si me tocara ser jurado?
Este suceso también ha hecho que Doce hombres sin piedad, magistral película protagonizada por Henry Fonda en 1957, haya obtenido una actualidad renovada. Este film, entre miles de reconocimientos, consiguió en 2013 a nivel nacional ser elegida como la mejor película jurídica de la historia por la revista Abogados. A nivel internacional con motivo de su cincuenta aniversario, un grupo de expertos celebró un simposio en el ITT Chicago-Kent College of Law para debatir sobre ella.
El argumento es sencillo para un drama complejo. Un solo hombre hace cambiar un veredicto de culpable a inocente haciendo a la mayoría abandonar la supuesta evidencia, por la búsqueda de opciones más allá de los hechos presentados. Aunque la película está muy dramatizada, el dilema interno que viven los diferentes personajes para ir cambiando de opinión no es nada desdeñable. Ya es una travesía del desierto pasar de una convicción asentada y firme a albergar dudas, por tanto imagina llegar a cambiar radicalmente de postura. Para poder acometer esta odisea al menos hazte estas preguntas:
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¿Serías capaz de contradecir a la mayoría?
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¿Serías capaz de expresar tus dudas a la mayoría?
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¿Podrías argumentar de tal forma que generaras la duda en los demás?
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¿Serías inmune a las estrategias de los abogados que tocan la fibra sensible?
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¿Podrías olvidar tus creencias? ¿Eres madre o padre? ¿Crees que lo verías igual si tienes o no tienes hijos?
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¿Crees que no te afectaría la clase social y estatus de los acusados? ¿Sabes que eso influye la opinión que te forjas de una persona?
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¿Puedes dejar tus prejuicios en el cajón?
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¿Crees que podrías dejar de lado la apariencia del acusado, su atractivo que sin ningún lugar a dudas influye en tu opinión sobre él?
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Y, ¿vas a ser inmune a la información y opinión de los medios de comunicación sobre el caso?
Puff, qué complicado. Cuántos de nosotros podríamos estar libre de estas trampas y contestar afirmativamente a esas preguntas.
Piensa qué pasará por la mente del jurado del caso de Asunta.
Responder preguntas es uno de los objetivos de un proceso terapéutico. El autoengaño no es una opción terapéutica.
Os dejamos un enlace de la versión española “DOCE HOMBRES SIN PIEDAD” realizada por José María Rodero. Excelente obra emitida en el programa Estudio 1 en 1973. Disfrutarla.
Fdo. María Elena Amo